En la actualidad el Sahara
tiene uno de los climas más severos del mundo. El frecuente viento norte-este
suele provocar tormentas de arena y mini
tornados. Cuando este viento alcanza el Mediterráneo, se conoce como siroco y suele alcanzar velocidades de
huracán en el Norte de África y en el sur de Europa. La mitad del Sahara recibe
menos de 20 mm de lluvia al año, y el resto recibe no más de 100 mm
anualmente. Las precipitaciones
tienen lugar de modo muy poco frecuente, pero cuando ocurren suelen hacerlo
torrencialmente, normalmente tras largos períodos secos. La frontera del sur del
Sahara, medida por la cantidad de precipitaciones, ha avanzado y después se ha
retirado entre los años 1980 y 1990. Como resultado de la sequía en el Sahel, la frontera sur se
desplazó más hacia el sur, al menos 130 km durante ese período.
En el Sahara oriental como
occidental se ha observado una tendencia de más de 20 años de incremento de las
áreas de pasto y el florecimiento de los árboles y matorrales
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